viernes, 19 de octubre de 2012

Terror en la ciudad.



Corre un aire frío de esos aires que se escuchan pasar entre los árboles solo de caminar por el lugar. Un parque como muchos de esos que se encuentran entre las casas y zonas habitacionales de la Ciudad de México.

Lleno de árboles gigantes con amplio follaje  que dan sombra cuando hay sol y profunda obscuridad al atardecer, de esos cuando en la noche se vuelven fríos y misteriosos, un parque rodeado por  una pared de concreto y metales oxidados con musgo de años de existencia donde en las tardes se llena de niños juguetones,  perros y mariposas pero en la noche no se saben sus secretos.

Suenan las campanas y pasa el cuidador diciendo firme y con gesto poco amable,  ¨Es hora de salir, el parque se cerrará en unos  minutos¨, todos salen contentos . Pero aquella noche, cuentan que al estar el parque solo, de pronto gritos aterradores salían de entre las ramas, de entre los caminos y las sombras; de la nada, una joven gritaba desgarradores alaridos de dolor, los vecinos asustados llamaban a las autoridades mientras cerraban sus ventanas, el viento soplaba terror, olía a muerte; sonaba escalofrío que erizaba las pieles e inhibia el aliento.
La pareja aquella  había entrado  para nunca  mas salir tras el asesino inadvertido que les seguía con sus cómplices... Las ramas y hasta le viento, guardaron silencio tras ver los atroces hechos de esa noche, los vecinos se quedaron en sus casas hasta que cesaron los gritos, llegaron las sirenas  y se hizo nuevamente el silencio.



A la mañana siguiente, el sol pasaba entre los arboles, las ardillas salían de su escondite, las mariposas volaban entre las fuentes , los corredores llegaban , los niños reían, los paseantes  respiraban el aire fresco  de la tarde sin conocer los sucesos previos.


El cuidador pasó sin avisar y se paró  junto a la puerta esperando a que partieran todos; cuentan que en estas fechas lúgubres el airé chifla  y susurra aún los gritos de aquella noche...


Anniemay.