martes, 29 de mayo de 2007

Manzanas Rojas, Azul Francés y la mesa de la cocina.

Puede ser un rinconcito oscuro, o con luz tenue
En colores ocre, con o sin muebles
Con o sin compañía acompañado.


Esa hambre de estar se la debo a mi padre quien tenía el talento de hacer de un espacio ridículo el lugar más acogedor del mundo; armonioso, quieto, ordenado, único.


Solía decir que un espacio así contigo mismo o en compañía de quien amas, es vivir.


Y entre manzanas rojas africanas, azul francés y la mesa de la cocina buscas los cambios que solo pueden darse de una sola manera.


No es el color, no es el estilo
Es sentirse en comunión
Es estar donde quieres estar.
Y siempre, siempre será el mejor lugar.

Annie.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

órale, escribes bonito. Se ve que tu padre te dejó huella en como debe de ser el sentir de la vida. Una roca, acompañada de una correcta actitud, puede convertir un lugar primitivo en el más acogedor. La roca en realidad, solo es el pretexto.

marc.

Alak dijo...

Que recuerdos aquellos los de tu padre llegando a visitarte los fines de semana, su sonrisa sincera, su calor en la mirada, su tez blanca y ese abrazo reconfortante que llenaba toda tu alma, inundaba el sol de colores naranjas con un tono de amarillo y algunas pinceladas de luz aquel cielo, aquellos atardeceres, cuan lindos .…… sí…., como lo recuerdo.